7.7.17

Ruso


Me tuve que mudar y me mudé, cada tanto me pasa. Escapar, aparecer en otro lugar y sentir que sos otro. Aunque sabés que no sos otro, sabés que nunca vas a poder parar de ser vos mismo, pero el movimiento te da esa efímera sensación de libertad. El turismo está hecho de eso.
Como me estaba separando, como mi vida era un quilombo absoluto y total, me alquilé un departamento hasta que lograra estabilizarme. Me fui a un barrio lindo, donde las calles son arboladas y la gente es repugnante. Creen que son descendientes de un rey o un faraón, las personas, los árboles no creen nada, de ahí su encanto.
Compré una heladera, un sillón, un televisor, y un hornito eléctrico. Una mesa y una silla. Si tenés una puerta que podés cerrar todavía estás vivo, en occidente capitalista civilizado funciona así.
Trabajaba, vivía. De noche me limpiaba una botella de vino que compraba en el supermercado y me quedaba viendo la televisión en el canal de la National Geographic hasta que me dormía.
Empecé a sentir que me volvían las fuerzas, habían pasado unos tres o cuatro meses.
El asunto. En medio del edificio, de las reuniones de consorcio para determinar quién compraba los escobillones y la gente a la que le tenías la puerta del ascensor y no eran capaces de decir ‘buenos días’. Había un vecino, ruso. Ruso de Rusia, apenas hablaba el idioma. Me cayó bien de inmediato. Un urso rubión de casi dos metros con carita inocente, la mirada de un celeste muy claro. Vivía con su mujer que se llamaba Irina, y un bebé. El portero me había dicho (sin que yo le preguntrara) que el ruso trabajaba en la embajada, y que su mujer era una conocida bailarina.
Una tarde volví del trabajo, se habían juntado tres porteros, el nuestro y un par de los edificios vecinos. Traté de no interactuar, de poner cara de ir apurado hacia alguna parte, hacia mi departamento por ejemplo, pero no pude. Estaba el ruso, en la calle, con su pequeño niño. Al parecer, el bebé había logrado caminar por primera vez. Era un costumbre de la madre Rusia que el padre brindara con vodka, para festejar los primeros pasos de su hijo. El ruso había bajado una botella a la calle y todos bebían un traguito del pico. Se lo veía emocionado, al ruso, feliz. Uno de los porteros tenía al pequeño Sacha sentado sobre el capot de un automóvil. Se había juntado más gente, lo palmeaban al ruso, lo felicitaban. Tuve que brindar yo también, cómo negarme.
​Me gustó la escena la verdad, me devolvía la fe en la humanidad. Como cuando algún domingo al mediodía me iba a comer a cualquier restaurante del centro, puchero, milanesas con puré, gente simple manifestando una sana alegría.
​–No sabe lo que pasó –Me dijo el portero ni bien me vio, a la semana siguiente.
Había que escucharlo aunque fuera un par de minutos, qué otra opción tenía. Me dijo que Vassily, el ruso, la noche anterior había apuñalado a su mujer y a su pequeño hijo, varias veces. Había logrado matar a los dos, se oían los chillidos en medio de la noche. Alguien había llamado a la policía. Cuando entraron los agentes vieron las paredes, las alfombras, todo salpicado de sangre. Vassily estaba sentado en un sillón del comedor, en calzoncillos. Tomaba pequeños tragos de vodka de la botella y sonreía. El televisor encendido en un canal de dibujos animados.

8 comentarios:

f dijo...

dos historias en una.
en la primera discrepo en lo del turismo.
cuando personalmente soy turista es cuando mas yo soy!
en la segunda me quedo preguntando...
que habrá movido al ruso simpaticón??

Agustin dijo...

f: justamente, la efimera sensación de libertad, puede volverse una adicción, es como cuando te emborrachas, no sos vos o sos vos mas que nunca?

f dijo...

claro!
quien querría volver de las vacaciones??

J. Hundred dijo...

*f! la primera vez que escuché a alguien decir 'respeto tu opinión pero no la comparto', no entendí el concepto en su totalidad. era el señor enzo francescoli, para seguir con la uruguayanidad, en un reportaje. despué fui entendiendo que la expresión, la frase, significa 'me parecés un pelotudo'. ni más ni menos. lo saludo.

*agustin! en la canción 'no estoy borracho', de los rodriguez, dicen: me pregunto muchas veces qué es lo bueno de beber, es que cuando bebes eres como más te gusta ser. lo saludo.

*f!

Frodo dijo...

Juan, Ud. Es un genio, pero sospecho que estuvo leyendo mucho al amigo Fiodor Dostoievski. Brindo con vodka por ello
Desde el subsuelo, y con un hacha, lo saludo!

J. Hundred dijo...

*frodo! todos los vassilys, el vassily, pensé que ya habíamos superado esa etapa de la capacitación. en vodkas recomiendo el ketel one, es un medicamento de amplio espectro. lo saludo.

Dany dijo...

Tvoió zdorovie!
Abrazo Juan!

J. Hundred dijo...

*dany! tovarich! lo abrazo.