Señor inventor del maní con chocolate:
¡Señor! Deseo manifestarle por este medio mi más profunda admiración y respeto. Usted ha logrado, de manera única, genial, e irrepetible, conjugar lo mejor de lo salado con lo mejor de lo dulce, llevando el concepto de sabor a un nuevo pedestal. Usted demuestra en su genialidad, como al pasar, la existencia de un maravilloso mundo plagado de exquisitas posibilidades, ahí nomás, con sólo atreverse a estirar un poquito la mano del talento. Usted es digno merecedor, por su creación, del premio Nobel de la paz, o del Pulitzer, o del Oscar. Usted, además de regalarle alegría a quién sabe cuántos millones de personas por quién sabe cuánto tiempo, es fuente de inspiración al evidenciar que la magia está hecha de sencillos componentes, y es por eso, por la potencia creadora que allí subyace, por lo que fomenta, por demostrar que un mundo mejor es posible y vale la pena intentarlo, que cualquier homenaje hacia su persona siempre pecará de insignificante.
Sin ir más lejos, el otro día, yo mismo probé mezclar dulce de leche con sal gruesa. Los resultados no fueron satisfactorios, pero no me desanimo.
¡Señor! Deseo manifestarle por este medio mi más profunda admiración y respeto. Usted ha logrado, de manera única, genial, e irrepetible, conjugar lo mejor de lo salado con lo mejor de lo dulce, llevando el concepto de sabor a un nuevo pedestal. Usted demuestra en su genialidad, como al pasar, la existencia de un maravilloso mundo plagado de exquisitas posibilidades, ahí nomás, con sólo atreverse a estirar un poquito la mano del talento. Usted es digno merecedor, por su creación, del premio Nobel de la paz, o del Pulitzer, o del Oscar. Usted, además de regalarle alegría a quién sabe cuántos millones de personas por quién sabe cuánto tiempo, es fuente de inspiración al evidenciar que la magia está hecha de sencillos componentes, y es por eso, por la potencia creadora que allí subyace, por lo que fomenta, por demostrar que un mundo mejor es posible y vale la pena intentarlo, que cualquier homenaje hacia su persona siempre pecará de insignificante.
Sin ir más lejos, el otro día, yo mismo probé mezclar dulce de leche con sal gruesa. Los resultados no fueron satisfactorios, pero no me desanimo.